Capítulo 18 ¡Yo, Lucio, solo tengo una hermana de sangre!
Perspectiva de Lucio.
Elaria, consolada por Casán, volvió a elegir sus joyas.
Los invitados tampoco siguieron discutiendo para ver de quién era realmente la fiesta.
Miré a Liora, escondida en un rincón, comiendo un pequeño pastelito a bocaditos, tan concentrada... como si hubiera regresado a la niña dócil y bien portadita que recordaba de nuestra infancia.
Parecía que desde que volvió a casa había estado así.
Con la cabeza baja, incapaz de sostener la mirada de nadie, tímida, retraída, sin el menor rastro de la elegancia que debería tener una señorita noble.
Y ahora que la miraba de frente, me di cuenta de lo pálida que estaba. Tan delgada...
La camiseta le quedaba grande, colgándole del cuerpo como si fuera de papel.
Su cabello, antes suave y brillante, ahora estaba seco y le cubría media cara, haciéndola lucir terriblemente desmejorada.
Una joven de veintiún años debería verse radiante y adorable.
Debería llevar el cabello recogido con pulcritud y elegancia, mostrando la frente, como

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