Capítulo 49 Un cazador jamás podría enamorarse de su presa

Perspectiva de Soren. Por eso, cuando tuve el poder suficiente, lo primero que hice fue aniquilar a la tribu que había torturado y asesinado a mi madre, y después exterminé a todos los invasores que vagaban fuera del territorio durante aquel período. Nunca olvidaré la mirada compleja que mi padre me lanzó cuando finalmente me encontró. Desde entonces, creyó que yo era un salvaje imposible de domar y empezó a alejarse de mí. Mi posición dentro de la tribu llegó a ser inferior incluso a la de los cachorros del rango más bajo. Pensando en aquella profecía de Satán, entendí que no podía matar tan fácilmente a Lúgaro, el padre de Liora, porque para entonces ya se había convertido en el próximo líder de la tribu Lóbaros gracias a la Lágrima Lunar que perteneció a mi madre. Si lo mataba, podría convertirme en enemigo de todos los lobos del continente. Pero tampoco podía dejar sin castigo al culpable de la muerte de mi madre. Así que, al enterarme de que Lúgaro tenía una hija a la que adoraba,