Capítulo 164
No lleva mucho tiempo encontrar a los pícaros cuando deambulas por tierras libres. Suelen mantenerse alejados de las tierras de los Alfas si pueden evitarlo, porque serían atacados y castigados por invadirlas. El castigo para los pícaros nunca fue humano... aunque debo decir que lo disfruté bastante. También disfruté bastante cazando a los pícaros más débiles. Siempre fue bueno descargar mi ira con ellos y rara vez tenían mucha fuerza para contraatacar. Siempre me dieron mucha emoción...
Y después de huir de mi manada, pronto estuve en tierra libre, e inmediatamente percibí el abrumador olor de los renegados. No se podía negar ese hedor. Un hombre lobo tiene un olor individual, uno que puede identificarlos... generalmente agradable, especialmente para su pareja. Pero el hedor de un renegado no era más que terriblemente repugnante. Asqueroso. Una combinación de muerte y basura podrida. Ciertamente no elegí pasar tiempo con ellos si tenía otra opción, pero hoy me encontré sin otra opción

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