Capítulo 51
Clara: —¿Castigarte o no castigarte? ¿Qué tiene eso que ver contigo?
Adolfo estaba supremamente enfadado.
Al ver que Clara se mantenía tan obstinada, no tuvo más remedio que cambiar su estrategia de negociación.
—No convirtamos esto en una guerra de desgaste. Si estás dispuesta a donar un riñón...
Clara respondió con frialdad: —Donar un riñón es imposible.
—Al menos escúchame terminar. —Replicó Adolfo.
—Si el tema es donar un riñón, te recomiendo que cierres la boca de una vez.
Adolfo apretó los dientes: —Bien, entonces daré un paso atrás. Debes seguir proporcionándome ese medicamento hasta que Mario encuentre un donante compatible.
—Te daré doscientos mil dólares y, además, una casa de dos dormitorios en las afueras de la ciudad.
Clara mantuvo su actitud firme: —Doscientos millones de dólares, ni un centavo menos.
Adolfo levantó la voz, furioso: —La familia Jiménez no puede reunir doscientos millones de dólares. La cifra que calculaste incluye acciones, propiedades, inversiones, local

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