Capítulo 66

—Trabajé unos días como limpiadora en una academia de artes marciales. —Respondió Clara con naturalidad: —Aproveché la oportunidad para aprender a escondidas unas cuantas técnicas de defensa personal. —¿Defensa personal? —Repitió Miguel, sin ocultar su incredulidad. Pablo abrió los ojos, sorprendido: —¿También trabajaste en una academia de artes marciales? —Los hijos de familias pobres hacemos lo que sea para sobrevivir. —Contestó con serenidad. Pablo se quedó sin palabras. Miguel, en cambio, frunció el ceño, claramente dudando de su versión: —¿Y en qué academia enseñan una defensa personal tan avanzada como la tuya? —En una escuela privada de mi pueblo. Solo aceptaban niños de entre cinco y ocho años. Miguel guardó silencio. Clara les dirigió una leve inclinación de cabeza: —Lamento el malentendido de hace un momento. Espero que no lo tomen a mal. Pablo sonrió abiertamente: —¿Malentendido? No digas eso. Si eres amiga de Daniel, también eres mi amiga. —Cuando te vi siendo acosada en la