Capítulo 18
*PERCIVAL*.
Desde que entró Regina en mi vida, cada día era una nueva aventura de autoconocimiento.
No sabía consolar a la gente, pero con Regina no podía evitarlo. Le decía lo primero que se me ocurría, esperando poder animarla un poco.
No debería importarme lo que le pase, pero era inevitable…
Así, antes de que se fuera a su cuarto a deprimirse una vez más, le hice una propuesta…
“¿Qué tal si cenamos juntos?”, pregunté.
Me miró desde el sofá con sus preciosos ojos y asintió.
*******************
Unos minutos después, Regina y yo estábamos en la mesa, disfrutando de la comida.
“¿Qué tal el trabajo hoy?”, preguntó.
“No puedes estar callada ni un minuto”, solté.
Ella encogió de hombros y respondió: “El silencio es aburrido”.
“No te interesa lo que hago en el trabajo. Te aseguro que te aburrirás”.
"¿Te aburre? Me refiero a tu trabajo", insistió.
La miré y respondí: "Antes, sí. Sin embargo, supongo que terminé disfrutando lo desafiante que resultaba. Soy una persona muy competitiva"

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