Capítulo 34
Punto de vista de Regina
Yo me quedé contemplado su p*ne entre mis manos.
Aunque estaba fascinada, también estaba asustada, pues dentro de poco eso estaría dentro de mí.
Sacudí la cabeza, consciente de que no tenía caso preocuparme por eso ahora. Lo mejor era que me concentrara en sus gem*dos de placer: después de todo, él era un maestro a la hora de hacerme sentir bien y yo quería devolverle el gesto.
Seguí acariciando su vigoroso e imponente mi*mbro. No podía creer que esa parte suya fuera tan grande y gruesa.
Mi s*xo se estremecía cada vez que mi mano recorría su anatomía.
Con cada movimiento de mi mano, su p*ne se fue enderezando más y más, hasta que su cab*za quedó perfectamente erguida. El pliegue en su centro me hipnotizó.
Percy gem*a, con voz grave, mientras que sus caderas se movían en sincronía con mi mano. De repente, una sustancia cremosa comenzó a salir de su ur*tra, lubricando su mi*mbro. Yo, que acababa de ey*cular hace poco, otra vez sentía calor en el vientre.
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