Capítulo 143
Dentro de la habitación, ruidos indescriptibles asaltaron los oídos de todos.
Los gritos de una mujer se mezclaron con la respiración agitada de un hombre, sus sonidos se entrelazaron, subiendo y bajando.
Estaba claro lo intensa que era la situación allí dentro.
Sam escuchó atentamente y reconoció que era la voz de Victoria.
Se quedó paralizado en el lugar y, en una fracción de segundo, sus venas se hincharon y su rostro se puso rojo de ira. Apretó los puños con tanta fuerza que temblaron.
Su mente zumbó y se quedó en blanco por un momento.
Camila, aún tan inocente y joven, se sonrojó hasta el cuello al escuchar los sonidos.
Ella susurró, desconcertada: "¿Nos dieron la llave de la habitación equivocada?"
Aferrándose a lo último que le quedaba de cordura, Sam intentó mantener la calma. No podía dejar que Camila supiera lo que había hecho su madre.
Se giró y comenzó a guiar a Camila.
Mabel levantó una ceja sutilmente: "Papá, eso suena como mamá, ¿no?"
El escenario estaba preparado, ¿cómo

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