Capítulo 100
Diego, en realidad, podía haberse quedado de brazos cruzados.
Pero, temiendo que ella lo malinterpretara, organizó una cita tan romántica.
Ella debía sentirse complacida.
Al pensarlo, María se tranquilizó de inmediato y comenzó a comer con buen apetito.
Al verla, los labios de Diego se curvaron levemente en una sonrisa.
Después de cenar, ambos se marcharon juntos.
Justo cuando llegaban al vestíbulo, de repente Francisco salió de otro ascensor.
Así fue como vio a Diego y a María pasar frente a él.
Francisco, al reconocerlo, contuvo la respiración. ¿No estaría viendo visiones?
¡Era Diego!
En ese instante, al verlo caminar junto a María, quedó completamente estupefacto.
Esa mocosa de María realmente conocía a un personaje de semejante categoría.
La vez pasada, en la fiesta de cumpleaños de Nuria, ya había visto a Diego recoger a María y había quedado con dudas.
Ahora estaba más convencido que nunca de que su relación no era nada común.
Francisco se sintió agitado. Al principio quiso acerc

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