Capítulo 61

Isabel quiso detenerla, pero ya era demasiado tarde. María empujó la puerta de la habitación de invitados, y la escena en el interior se reveló de inmediato ante los ojos de todos. Miguel, con la ropa desarreglada, estaba encima de Carmen, mientras ella luchaba de forma humillante, con el cabello revuelto y la cara aún marcada por rastros de lágrimas. En el ambiente permanecía un leve rastro de la fragancia. Al ver aquello, la multitud estalló en exclamaciones. —¿Es... Esto qué significa? —murmuró alguien sorprendido. —Sí, ¡son Miguel y Carmen! ¿Cómo pueden estar aquí? —¡Dios mío, qué vergüenza! ¡Hoy es la fiesta de cumpleaños de doña Nuria! —Exacto, qué humillante. ¿Quién habría pensado que Carmen era así? ¿No acaba de presentarnos a su novio hace un momento? Todos cuchicheaban entre sí. Isabel se tornó pálida al instante; jamás habría imaginado que los de la habitación fueran realmente Carmen y Miguel. En cuanto vio a María, tuvo un mal presentimiento. En el plan, María es la que deb