Capítulo 66
Desde el momento en que vio a Diego, su mirada ya no pudo apartarse de él. Él era frío, poderoso, eso fue lo que la atrajo sin remedio.
Sin embargo, Beatriz estaba segura de sí misma: Diego no la dejaría de lado.
Porque él se lo había prometido.
—Inés, ¿soy muy tonta? —preguntó Beatriz en voz baja, con cierta fragilidad en su tono.
Inés suspiró, suavizando la voz: —No eres tonta, solo demasiado joven. Pero si te esfuerzas en pulirte, estoy convencida de que el señor Diego lo notará. Él realmente se preocupa por ti, no te llenes de ideas sin sentido.
Beatriz inspiró hondo y, de repente, en sus ojos apareció un destello de determinación: —Sí, Inés, ayúdame a buscar a alguien que investigue a la mujer que con Diego. Conocer al enemigo es la única manera de ganar.
Inés sonrió con alivio. —Bien, esa sí es la Beatriz que yo conozco. No le des más vueltas, descansa primero, yo me encargaré de investigar.
Igual, también se trataba de sus propios intereses.
Inés, sin duda, esperaba que Diego y

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