Capítulo 96
De verdad, qué falta de vergüenza.
Quién diría que María asintió levemente y respondió con calma: —Sí, SM fue mi profesora. Cuando me especialicé en Brézica, tuve la fortuna de seguirla y aprender de ella el diseño de joyas; por eso todos esos elementos de los que hablas los puedo aplicar con flexibilidad.
Beatriz se quedó pasmada; jamás se le habría ocurrido que María tuviera un trasfondo tan sólido.
Con razón sus diseños eran tan sobresalientes: resultaba que detrás de todo había una maestra de primera como SM orientándola.
¿Ella era realmente discípula de SM?
La cara de Beatriz se tornó de pronto complicado. ¿Cómo era posible?
Le parecía inconcebible que hubieran coincidido alguna vez.
En realidad, todo había sido cuestión de destino.
En su momento, María había destacado por sus excelentes calificaciones y obtuvo la oportunidad de perfeccionarse en el extranjero.
Una vez, ayudó a una mujer que se encontraba en apuros; jamás imaginó que esa persona resultaría ser Sofía Morales, la re

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