Capítulo 34

Al mirar a su alrededor, al menos había trescientos metros cuadrados. ¡Era treinta o cuarenta veces más grande que el trastero en el que había vivido durante un largo y tortuoso año! Adentro, estaba equipado con: televisión móvil, sofá tipo —perezoso—, ordenador, escritorio de alta gama, sillón reclinable para la espalda, aparatos de gimnasio, en fin... Y también una cama de estilo europeo, enorme y con aire de princesa. Encima había sábanas y mantas suaves, con doseles rosa y blanco que caían de forma delicada por los lados, y debajo de la cama incluso se extendía una alfombra blanca de felpa, lujosa. Camila no pudo evitar quitarse los zapatos y pisar con asombro la mullida alfombra. Fue entonces cuando se dio cuenta de que había dos puertas más a su lado. Las abrió una por una. Una puerta llevaba al amplio baño, más lujoso y elegante que el cuarto de baño de la habitación de princesa de Julia, con una bañera enorme que podía acomodar a tres personas sin problema. La otra puerta condu