Capítulo 52

—Baltasar, ¿no estaba usted en una videoconferencia? ¿Por qué salió? —preguntó Raúl, nervioso. Baltasar, al verlo en ese estado, adivinó de inmediato que seguro había vuelto a meterse en problemas. Días atrás, el director Patricio ya le había insinuado que Raúl era algo travieso; en cada ceremonia de izada de la bandera, siempre lograba ver la figura de Raúl. Él también se había graduado de esa escuela, y sabía muy bien lo que significaba que alguien apareciera en la ceremonia de la bandera. Era también una tradición que la escuela mantenía desde hacía muchos años. Sin pensarlo, se ensombreció, caminó a grandes zancadas, tomó la carta de disculpa de manos de Camila y le echó un vistazo. En ese instante, en sus ojos negros y profundos comenzó a gestarse una tormenta. —¡Raúl! Raúl se estremeció de miedo y salió despavorido, escapando a toda prisa. —¡Lorenzo! Baltasar lo llamó con voz airada. Camila ni siquiera alcanzó a ver de qué dirección apareció Lorenzo, cuando ya, tan rápido como un