Capítulo 91

—¿Entonces qué otra actitud quieres? Estás acostumbrado a que te adulen; si no lo soportas, mejor no vengas a hacerte el sufrido delante de mí. Ignacio aspiró profundo una bocanada de aire antes de reprimir el fuego que le hervía en el pecho. —¿Cómo es que ahora te has convertido en esto? ¿Dónde has estado todos estos días? —¿Acaso tiene algo que ver contigo? —Camila, al fin y al cabo aún llevas el apellido Gutiérrez, ¡eres mi hermana! Camila sonrió con frialdad. —Si no lo decías, casi lo olvidaba: sigo siendo tu hermana, la hija de la familia Gutiérrez. ¡Y yo que pensaba que era solo la sirvienta de la familia Gutiérrez! Una sirvienta que además fue despedida sin reparo. —¿Me estás reprochando que no haya reconocido tu identidad? Tú bien sabes que, en este momento, reconocer quién eres sería muy perjudicial para Julia. ¿Por qué insistes una y otra vez en enfrentarte a ella? ¿Tienes idea de cuánto ha hecho por ti? ¿No podrías soportar un poco por su bien? Cuando terminemos de allanar e