Capítulo 20
Valentina abrió los ojos de par en par, mirándolo como si fuera la primera vez que veía a Mauricio.
—¿Estás loco? ¡Cecilia es tu esposa!
—En mi corazón, la única esposa eres tú.
Su mirada era terca, casi desesperada, y por un instante Valentina no supo qué decir.
El silencio se rompió con un grito agudo y desgarrador que atravesó toda la casa.
La puerta de la habitación se abrió, y Hernán salió de dentro, completamente vestido.
En cuanto la vio, la rodeó por la cintura con un gesto natural.
—El sistema de seguridad de tu casa necesita una mejora.
—Si entra un ladrón y nadie se entera, ¿para qué sirve tener guardias?
Sus ojos se posaron en Mauricio, y una sonrisa apenas perceptible curvó sus labios.
—Aunque debo admitir que el ladrón no tiene muy buena coordinación, se cayó al suelo.
El rostro de Mauricio se tensó, y sin pensarlo se dirigió hacia la habitación de Valentina.
Por más furia que sintiera, sabía que Cecilia estaba embarazada de su hijo y no podía ignorarla.
Susurró Hernán al

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