Capítulo 12
Después de cinco años sin verse, ella no tenía ningún interés en hablar con él.
En cambio, tomó a Ana en brazos y se dispuso a marcharse.
Como era de esperar, él la detuvo.
En comparación con hace unos años, Ramón parecía aún más maduro, pero su estado no era muy bueno, tenía los ojos muy inyectados en sangre.
—Lidia, ¿sabes cuánto tiempo te he estado buscando? ¿Por qué siempre cambias de lugar? ¿Por qué siempre me evides de mí?
Su forma de hablar seguía siendo tan desagradable como hace cinco años.
—¿Te evido? Has pensado demasiado, solo estoy viviendo mi vida.
El tono de Lidia era frío y monótono, como si estuviera hablando con un desconocido.
Ramón la miró profundamente, con una emoción en sus ojos que ella no lograba comprender.
Luego él dirigió su mirada a la niña en sus brazos, y al ver ese rostro que era casi un calco del de Lidia, se quedó sorprendido en el acto.
—Lidia, ¿realmente estabas embarazada cuando te fuiste hace años?
—¿Por qué no me lo dijiste?
Estaba un poco distraí

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