Capítulo 18
Al entrar, Lidia sintió un momento de confusión.
Esra casa casi no había cambiado en comparación con hace cinco años.
La única diferencia era que las cosas de Serena habían desaparecido, reemplazadas por muchas cosas idénticas de las que Lidia solía usar.
Era como si nunca se hubiera ido.
—Lidia, ya he preparado tu habitación que antes viviste. Si necesitas algo, dímelo directamente.
Ramón la llevó hasta la puerta de la habitación.
Lidia asintió con la cabeza.
Un mechón de pelo se deslizó desde su frente.
Ramón extendió su mano hacia ella para apartarle el pelo detrás de la oreja, pero Lidia esquivó apartando la cabeza.
—Gracias, me quedaré solo esta noche y me iré temprano por la mañana.
Habló con una actitud muy distante.
Ramón encogió los dedos y bajó la mano.
Con voz ronca, él dijo: —Entonces descansen bien tú y Ana.
Cuando Lidia entró, él la llamó de nuevo: —Lidia...
Lidia se volvió: —¿Hay algo más?
Ramón la miró con sus ojos profundos, como si algo estuviera bullendo en su interi

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