Capítulo 61
Con solo sus hombres a su lado, se escabulló del centro de la ciudad en secreto. Había dado instrucciones a Maritza para que ejerciera la misma discreción.
Las dos mujeres se encontraron en medio de la apariencia de ninguna parte.
Era una mañana despejada y soleada en el campo de tiro. El aire se sentía estacionalmente fresco y cómodo. Nada más que cielo, mar y montañas las rodeaban en kilómetros a la redonda. No había nadie más excepto ellas y sus guardaespaldas.
Agarrando su arma con mucha más facilidad que en su última visita, apuntó y disparó al objetivo. Casi raspa el anillo exterior del círculo negro.
Maritza se paró a su lado con una leve sonrisa.
—Te perdiste, Amelia
—Gracias por señalar lo obvio— respondió
Riendo, Maritza tomó su arma y disparó tres tiros. Todas y cada una de las balas de la mujer más joven perforaron la diana.
—Así es cómo se dispara un arma— se pavoneó
La niña, obviamente sabía cómo manejar un arma.
—¿Qué estoy haciendo mal?
—¿Realmente quieres saber?— Marit

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