Capítulo 337
Maximiliano pronunció estas palabras y luego perdió fuerzas. Su mano cayó lentamente al suelo, y el teléfono móvil rodó a un lado.
Se sostenía el pecho, donde sangraba la herida, y sus ojos se dirigían hacia la entrada.
Parecía que esa era la puerta hacia la vida.
No sabía cuánto tiempo había pasado cuando cerró los ojos.
Cuando los volvió a abrir, la luz intensa del foco quirúrgico en el techo lo hizo entrecerrar los ojos.
Giró ligeramente la cabeza y vio a un anciano de cabello blanco, vestido con bata blanca, quitándose los guantes.
Quiso gritar "Maestro", pero la voz que salió fue tan débil que apenas se oyó:—Maestro.
Bernardo lo miró fugazmente:—Si no fuera por mí, ya estarías muerto.
¿Quién se atreve a atacar a alguien del Círculo Génesis Médico? ¿Acaso no le importa su vida?
Maximiliano sintió los labios secos, los apretó y pasó la lengua por ellos:—Maestro, solo conozco a alguien llamado Flavio. Esa persona... Flavio debería saber quién es.
Maestro, cuando te

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