Capítulo 349
Leónidas no se atrevió a detenerlo, el ímpetu de Braulio lo aterrorizó. Dudó un momento, luego dio media vuelta y corrió hacia el ascensor.
Presionó el botón del ascensor.
Este estaba justo en el primer piso. Las puertas se abrieron y entró rápidamente.
Entonces empezó a presionar frenéticamente el botón para cerrar las puertas.
Las puertas del ascensor se cerraban lentamente, ya casi a punto de cerrarse.
¡De repente!
En el último momento, cuando las puertas estaban a punto de cerrarse, se abrieron nuevamente.
Braulio dio un paso firme y entró en el ascensor.
Leónidas, al ver a Braulio, se quedó pálido de miedo. Intentó salir del ascensor, pero Braulio se quedó en la puerta bloqueándolo.
Las puertas del ascensor se cerraron lentamente.
Luego, el ascensor comenzó a ascender lentamente.
En el reducido espacio del ascensor, Leónidas estaba agitado, sin saber a dónde mirar.
Braulio lo observó fijamente y le dijo fríamente:—Habla.
¿Ah?
Leónidas, sorprendido por l

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