Capítulo 33
María luchó con todas sus fuerzas contra la pérdida de control de su cuerpo y la opresión en su garganta, pero aun así no pudo emitir ningún sonido.
La alarma del chip resonaba en su mente con un agudo insoportable, y los bordes de su visión comenzaban a volverse borrosos.
—¡Tiempo!
El responsable anunció, aliviado pero con un toque de lástima: —La participante número ocho se considera por defecto consumidora de sustancias prohibidas. ¡Resultado inválido! ¡Suspensión de por vida! ¡Debe abandonar el recinto de inmediato!
María apretó los dientes.
Da igual. De todas formas, la misión de entrenamiento corporal del chip para hoy ya estaba cumplida.
Lo urgente ahora era volver al laboratorio y transferir los datos del chip al servidor principal...
El trono de campeona que Carmen tanto codiciaba, a ella jamás le importó.
El jade imperial que Alejandro le regalaba a Carmen, tampoco.
Reuniendo sus últimas fuerzas, presionó con fuerza su pecho dolorido y se sostuvo para ponerse de pie.
Avanzó h

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