Capítulo 64
Alejandro apretó el celular con fuerza, con una expresión tan oscura como el hierro.
Si María no había muerto...
Cuando él le organizó el funeral, ¿por qué no había aparecido?
Y cuando Javi estuvo el año pasado al borde de la muerte, ingresado en la UCI, ¿por qué tampoco se presentó?
¿Acaso había fingido su propia muerte y había abandonado incluso a su hijo?
Cuanto más profundas eran las sospechas de Alejandro, más tenso se volvía su semblante.
Fuera cual fuera la verdad, tenía que averiguarla.
Apagó el cigarrillo, se giró y dio varios pasos hasta sentarse al borde de la cama. Sus labios se curvaron en una sonrisa fría. —Laura, acabas de quedar con el profesor Carlos para irte de vacaciones, y ahora vienes a enredarte conmigo. ¿Has jugado bien tus cartas?
María tenía en ese momento toda la cara y el cuello vendados con gruesas capas de gasa.
Ella suspiró suavemente. —Si usted pudiera cancelar la boda con la señora Carmen, que será dentro de siete días, y darme un estatus, casarse conmi

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