Capítulo 68
El doctor ya actuaba con la conciencia intranquila; al oír estas palabras, sus pupilas temblaron de pánico. —¿Qué... qué estás diciendo?
María lo desenmascaró sin rodeos. —¿Por qué no seguiste añadiendo Cicutoxina?
—¡¿Cómo sabes que puse Cicutoxina?!
La calma del médico se desvaneció por completo.
María abrió la caja de medicinas detrás de él y sacó de dentro el frasco de Cicutoxina, pero el doctor lo agarró.
—Señorita Laura, escuchaste lo que dijo don Diego hace un momento, ¡no puedes beber esto! Si no, yo no podría asumir las consecuencias.
La voz desesperada del médico no hizo que María se inmutara.
Ella curvó los labios en una sonrisa fría. —No dejaré que te pase nada, pero tienes que ayudarme con algo.
—Yo... dímelo.
Ya había puesto la mitad del veneno y ahora María tenía su punto débil; una vez subido al barco, ya no podía bajarse.
María se inclinó hacia el oído del médico.
El doctor abrió mucho los ojos, incrédulo; miró a María y, al ver la firmeza en su mirada, apretó los labio

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil