Capítulo 78
Javier mantenía los ojos fuertemente cerrados, recostado junto a la tubería.
María aceleró el paso y, tras arrastrarse por la tubería hasta llegar a su lado, comprobó su respiración y su pulso. Por suerte, no había peligro para su vida.
Mientras desabrochaba rápidamente su propia chaqueta para envolver el cuerpo helado del niño, lo consoló de manera instintiva. —¡Javi, no tengas miedo! ¡Voy a sacarte de aquí!
Aquella voz, tan nítida, atravesó el micrófono y llegó a los oídos de Alejandro fuera de la tubería.
La cara de Alejandro cambió de inmediato: ¡su hijo estaba realmente allí dentro!
Sin embargo, un segundo después, un rayo estremecedor cruzó su mente: ¿cómo era posible que Laura llamara a su hijo Javi?
¡Ella siempre lo había llamado señorito Javier!
Las únicas personas que lo llamaban así, además de él y de su abuelo, eran, ¡Carmen y María!
La mente de Alejandro regresó de golpe al Monasterio de San Eladio, cuando Laura quemó aquellas tablillas de madera y había dicho con total fi

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