Capítulo 83
Alejandro hizo mala cara. —Javi, si no lo sabes, no hables sin sentido.
Él giró la cabeza y ordenó a Carmen: —Llévate a Javi.
Sin embargo, Javier se levantó del sofá con firmeza y dijo: —¡No me voy a ir!
—Papá, yo creo lo que ese carpintero dijo, porque esta mujer sí que tiene problemas.
Javier señaló directamente a María.
Alejandro entrecerró los ojos y volvió la mirada a la cara de María. —¿Oh? ¿Qué problema?
En la comisura de los labios de María apareció una mueca helada.
Era como si ya hubiera adivinado lo que Javier diría; en sus ojos no había ni un atisbo de luz: lo había visto todo, lo había entendido todo, y lo había dejado todo atrás...
Javier no volvió a mirarla y declaró, inexpresivo: —Papá, al principio tenía miedo, pero si no la castigamos, la próxima vez volverá a hacerme daño. Así que decidí contarlo todo.
Carmen rodeó con un brazo sus hombros temblorosos y lo consoló. —Javi, eres muy valiente. Habla sin miedo, tu padre está aquí, nadie podrá hacerte daño.
Con el respald

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