Capítulo 93
María asintió.
A través del contacto con la comisaría, la madre del niño llegó de madrugada a la estación de policía.
Ella tomó al niño en brazos y agradeció apresuradamente a María y a Carlos. —¡Muchas gracias!
Sin terminar de hablar, se dio la vuelta y se fue con el niño en brazos.
El niño miró a María cada tres pasos, como si quisiera decir algo, pero no lograba pronunciar palabra.
Finalmente, desapareció del campo de visión de María junto a su madre.
La mirada de María se fue oscureciendo poco a poco.
—Mari, ¿recordaste el pasado?
Carlos habló con voz cálida y, sin hacer ruido, colocó su chaqueta sobre los hombros de ella.
La voz de María reveló una frialdad propia de quien había visto demasiado mundo. —Si la madre hubiera buscado de verdad a su hijo, la comisaría ya tendría registros. No habrían esperado a revisar todas las huellas biológicas para localizarla.
—La ropa del niño estaba rota y sucia; era evidente que llevaba vagando dos o tres días.
Con mayor precisión, no es que se

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