Capítulo 1118
Por supuesto, ellos tenían esos pensamientos sólo en sus corazones y nunca se atrevieron a decirlos en voz alta.
Los sirvientes se inclinaron y saludaron, sus rostros llenos de sonrisas insinuantes.
La maquilladora miró a su colega que había caído al suelo, con el corazón encogido, sin atreverse a hablar ni a hacer un berrinche. Lo único que podía hacer era enviar a la colega herida al hospital lo antes posible.
Habiéndose cansado de su dominio, Fiona salió de la habitación paso a paso con tacones altísimos y bajó las escaleras.
En el momento en que Fiona hizo su aparición, los invitados, que estaban disfrutando de su cena y de sus conversaciones, voltearon la cabeza. Cuando vieron a Fiona bajando las escaleras con gracia, los elogios comenzaron a fluir por todos lados.
“¡Dios mío, la señorita Melling está tan elegante y hermosa como siempre, es realmente una belleza incomparable!”
“De tal palo, tal astilla. El señor Melling tiene una hija tan increíblemente hermosa que el resto de nos

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