Lucille estaba exasperada. ¿Por qué se estaba volviendo cada vez más descarado?
Ella impulsivamente soltó sin pensar: "¿No estabas en una cita con la señorita Melling? ¿Por qué no me dejas ir?".
Joseph hizo una pausa por un momento y luego las comisuras de su boca se curvaron aún más. Estaba de buen humor. Él sostuvo su cintura con una mano. Sus acciones fueron íntimas y ambiguas.
"¿Estás celoso?"
Lucille se quedó sin palabras. Deseó poder morderse la lengua.
Su único defecto era su lengua afilada. Las palabras siempre salían de su boca antes de que pudiera pensar.
Lucille lo miró y replicó obstinadamente: "¿Celosa? Simplemente no quiero que se difundan rumores. Terminaré siendo de mí de quien se ríen".
El escándalo de que él y Fiona entraran juntos al hotel todavía estaba vivo en su mente. Aunque la foto de aquel entonces fue tomada desde un ángulo engañoso, eso no impidió que algunas personas creyeran que era cierta.
El razonamiento de Lucille fue impecable.
La diversión en los ojos