Capítulo 14
Ya había pasado una semana sin encontrar el menor rastro de Patricia, y Alejandro estaba cada vez más decaído, llegando incluso a cometer errores en el trabajo.
Un día, Alejandro fue solo a un bar a ahogar sus penas.
Sentado en un reservado, tenía frente a sí botella tras botella de whisky.
El alcohol ardía en su garganta, pero no conseguía apagar el dolor asfixiante en su pecho.
Había mandado a buscarla a mucha gente, pero Patricia parecía haberse esfumado del mundo, sin dejar ni una sola pista.
Alejandro, antes mujeriego y acostumbrado a cambiar de pareja, ahora no soportaba la vida sin Patricia.
En aquellos tiempos, Patricia era muy inocente y le decía que estarían juntos para siempre, aunque Alejandro sabía que nunca la llevaría al altar.
Porque, en el fondo, Patricia no era más que una mujer mantenida por él.
Pero ahora se arrepentía de verdad; descubría que, aparte de Patricia, no cabía nadie más en su corazón.
Ella era la única, irremplazable.
—Patricia, vuelve, por favor...
Ale

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