Capítulo 12
Pero si Andrea realmente lloraba, el que más se desesperaba siempre era él.
En esos momentos, Lorenzo no solo tenía que soportar los reproches de Simón, sino también las lecciones de Yolanda.
Al final, solo cuando él permitía que Andrea lo golpeara un rato, conseguía calmarla y verla sonreír de nuevo.
Aquella felicidad tan sencilla y hermosa de antes, era cosa del pasado; las personas y las cosas habían cambiado y nada volvería a ser igual.
Él contuvo la amargura y el dolor en su corazón. Acarició la cara de la foto del retrato, como si intentara recordar la sensación de su piel.
Luego, una tarjeta escrita a mano cayó del marco de la foto.
La recogió y la examinó: era la letra de Andrea.
[Lorenzo, si algún día llegas a ver esta tarjeta, por favor, vive bien por mí; olvida todos los resentimientos y sé feliz.]
[No tengo otros deseos, solo uno: espero que cuides bien de mis papás. Yo ya morí, ustedes por fin pueden dejar atrás todo el pasado.]
[No te entristezcas por mí, no es que haya d

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