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Capítulo 2

Se marchó apesadumbrada y cuando llegó a su habitación, se tiró en su cama y se puso la almohada sobre la cabeza. Sus hombros se movían de arriba abajo mientras ahogaba su llanto. Había conseguido dormirse entre tanta tristeza, cuando una notificación de su teléfono la sobresaltó. Al desbloquear su celular y ver la imagen que le habían enviado, frunció el ceño y sus manos comenzaron a temblar. En la foto, un hombre muy atractivo se inclinaba perezosamente en el sofá, apoyando su cabeza en el. Tenía en sus brazos a una bella dama, que lo besaba en los labios. El mensaje de texto decía: "Él es mío por esta noche y el resto de los días por venir". El mensaje había sido enviado a las diez de la noche, pero ya eran las cuatro de la mañana. Esbozó una débil sonrisa y su teléfono se deslizó de su mano, golpeándose contra el suelo. Lloró desconsoladamente, como si le hubieran arrebatado la vida. El hombre de la fotografía no era otro que su marido, y la mujer que estaba a su lado era la hermana de su mejor amigo, Cecelia. Su hermano luchó con Edward cuando eran soldados y lo salvó de una bala. Desgraciadamente, esto dejó a Jacob en coma durante varios años, aunque Edward hizo todo lo posible por mantenerlo con vida. Un día despertó repentinamente, e hizo prometer a Edward que cuidaría de su hermana cuando él no estuviera. Casualmente, murió el día en que Alexia y Edward se casaron, por lo que en realidad era su aniversario de bodas y el de la muerte de Jacob. Todos sabían que Cecelia estaba enamorada de Edward y que lo quería para ella, aunque ignoraban sus avances hacia él porque nadie quería verla triste. Aparte de los Jones, no tenía a nadie más en la vida a quien pudiera llamar familia. Así que todos la mimaban y cedían a sus exigencias. Después de todo, su hermano le había salvado la vida al único hijo varón que tenían. Alexia se levantó de la cama y caminó hacia el armario pensando: "Debería confiar en él, Edward nunca haría algo así. No importa lo borracho que esté, no sucumbiría. Es un maestro de la bebida, seguro que no ha pasado nada. Iré a ese hotel y confirmaré mi fe en él". Se quitó el vestido y se puso una camiseta blanca, unos vaqueros ajustados y un par de zapatillas. Recogió su cabello en una coleta y salió de la casa. Habían muchos autos de lujo en el garaje, pero el suyo era un viejo Corolla. Cuando llegó hasta el, suspiró y dijo: "Eres mi único amigo en esta mansión, espero que no me traiciones hoy, porque estoy en una misión importante". Alexia se marchó entre la niebla. El rocío de la carretera aún no se había disipado, así que condujo con cuidado. Sintió que se le estrujaba el corazón, y se golpeó el pecho diciendo para sí misma: "Eres fuerte, eres sabia, tus lágrimas son tu tesoro. No las derrames en cosas sin importancia". Unos minutos más tarde, llegó al hotel y se dirigió a la habitación 1106, mencionada en el mensaje de texto... —— Mientras tanto, en la habitación 1109, un hombre dormía plácidamente en una enorme cama. No llevaba camisa, por lo que su musculoso y tonificado pecho estaba al descubierto. Incluso dormido, su elegante postura revelaba que procedía de un entorno educado y con clase, pero a juzgar por la expresión de su rostro, había bebido demasiado la noche anterior. A la derecha, frente a la 1109, estaba la habitación 1106 y en ella yacía una joven en ropa interior sobre una gran cama, acompañada de dos hombres musculosos. Estaban roncando fuertemente y su bonita cara estaba llena de asco mientras se pellizcaba la nariz, intentando alejarse del apestoso aliento de aquellos dos sujetos. Tenía que hacerlo para conseguir a Edward, y esperaba que Alexia no la decepcionara.

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