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Capítulo 5

Ella está de pie frente a la sala del tribunal exactamente a las ocho en punto, y recuerda cuando estuvo en ese mismo lugar, con Edward, para obtener su certificado de matrimonio. Se había sentido emocionada en aquel entonces, como nunca lo había estado. Recordó cómo había actuado Edward en ese momento. Su actitud había sido seria, como si solo se estuviera ocupando de sus negocios. Una débil sonrisa aparece en su rostro y se dice a sí misma: "En ese momento pensé, 'él siempre ha sido serio, incluso en los momentos felices. Puede que esté hirviendo de felicidad por dentro, pero no quiere que nadie vea su emoción'. ¿Quién hubiera pensado que solo me estaba convenciendo a mí misma de creer en algo que no existía? Si tan solo hubiera abierto los ojos en ese entonces, no habría pasado tantos años con él". Cuando termina de hablar, ve a un hombre vestido con un traje negro, lentes de sol en el rostro y un maletín en la mano. Él mira en su dirección y comienza a caminar hacia ella. Cuando está a unos metros de ella, una limusina negra se detiene detrás de ellos. Otro hombre de traje negro, sin lentes de sol, camina hacia ella desde atrás. Ella está muy ocupada sintiendo pena por sí misma, pero sus ganas de divorciarse han disminuido un poco. El hombre con gafas de sol se detiene frente a ella y habla: “Señorita, estoy aquí por usted. Su hermano la ha estado buscando por todas partes. Por fortuna hubo noticias sobre usted en la televisión, o de lo contrario habría sido muy difícil rastrear su paradero”. Ella mira hacia atrás, pensando que él está hablando con otra persona, pero no ve a nadie más, por lo que extiende su mano hacia él y dice: “Hola, mi nombre es Alexia Rivas, ¿en qué te puedo ayudar?” El hombre, con el rostro inexpresivo, se inclina levemente hacia ella y dice: “Señorita Rivas, estoy aquí solo para hablar con usted. Su hermano, Jonas Rivas, acaba de llegar de Estados Unidos, y la ha estado buscando". Ella sonríe, sacude la cabeza y le responde: “Me temo que te has equivocado de persona, mi hermano Jonas murió hace varios años. No tengo parientes vivos, así que por favor déjame en paz. Estoy aquí por un asunto importante y no quiero que me molesten”. El hombre asiente con la cabeza y permanece parado a su lado. Ella mira hacia atrás, ve al hombre parado al lado de la limusina, se vuelve hacia el de los lentes y dice: “Ya te dije, no sé de quién hablas, y no soy yo a quien buscas.” El hombre la mira, observa su cabello y pregunta, “Señorita, ¿por qué se tiñó el pelo? El mechón de color púrpura al lado de su oreja izquierda no se distingue”. Ella jadea sorprendida, lo mira con detenimiento y pregunta: "¿Quién eres tú? ¿Cómo es qué sabes eso? Solo mi familia sabe sobre eso". Él asiente con la cabeza y responde: “Sí, y es por eso que le digo que su hermano, a quien usted creía muerto, está sumamente vivo. No murió al servicio del país, como le habían informado. En realidad, aunque es un asunto confidencial, le puedo informar que estaba en una misión secreta. Y ahora, él quiere que la lleve de vuelta a casa. Pero esperaré a que usted termine lo que está a punto de hacer”. Ella lo mira estupefacta, con las cejas en alto, y sigue negando con la cabeza. Se toma la cabeza y susurra para sí misma: "¿Cómo es posible? ¿Mi hermano está vivo? Si él está vivo, entonces...¿ya no estoy sola?". Una sonrisa grande y brillante aparece en su rostro, pero niega con la cabeza y responde: "¡No te creeré hasta que lo vea por mí misma!" El hombre asiente, y una pequeña sonrisa se dibuja en sus ojos. Ella mira su reloj y ve que faltan cinco minutos para las ocho y media. Empieza a buscar a Edward con la mirada, pero se da cuenta de que todavía no ha llegado. Las puertas de la sala del tribunal se abren, y las parejas emocionadas entran para obtener sus certificados de matrimonio. Ella los mira con lástima y piensa: "Espero que nunca tengan que pasar por lo que yo he pasado". Un minuto después, observa que Edward ha estacionado su auto y se dirige hacia ella. Él la ve, los hombres a su lado, la limusina, y entonces piensa: "¿Por qué está en compañía de esas personas? ¿O vino con ellos? ¿Quién es ese joven de traje a su lado? ¿Me estaba engañando con ese hombre? De ser así, ¿por qué actúa como una virgencita y me amenaza con el divorcio, cuando ella es la infiel?". Suspira y se pone sus gafas, que complementan sus jeans negros, su camisa blanca y sus zapatos en blanco y negro. Mira en dirección a ellos, pero no camina hacia allí, sino que va directo a la oficina. La mirada de ella lo sigue hasta que está a punto de llegar, y luego empieza a apresurarse hacia el lugar. Edward la mira y piensa: “Por un momento, pensé que se estaba arrepintiendo. Es solo una mujer desalmada, acabemos con esto". Alexia lo alcanza, sonríe en su dirección y le dice: "Démonos prisa con esto, tengo que ir a otro lado". Ella ingresa a la oficina, y cuando llega al medio de la habitación y no lo ve a su lado, mira hacia atrás y lo ve observándola. Frunce el ceño y grita en su dirección: "Edward Frank, divorciémonos". Edward abandona sus pensamientos y ve a todos mirándolos boquiabiertos. Sacude la cabeza y piensa: "¿Qué demonios es lo que me pasa? Hm, tal vez sea porque ella está tan entusiasmada por divorciarse de mí como lo estaba por casarse conmigo".

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