Capítulo 10
No me aparté ni intenté esquivar para nada el golpe, sino que le devolví la pregunta.
Sin pensarlo, Natalia quedó paralizada en ese lugar, con la mano suspendida en el aire, sin saber si dejar caer la bofetada o mejor retirarla.
—¿Por qué tanta prisa? Yo no he dicho que no me vaya a ir.
Contesté con calma, y eso provocó que Natalia me interrogara ansiosa: —Belén, ¿qué quieres decir con eso? ¡Acláralo!
Sonreí sin responder, permitiéndole así continuar en su nerviosismo e inquietud.
Solo en mi fuero interno, reflexioné.
¿Irme? Por supuesto que debía irme, ¡incluso era imprescindible que lo hiciera!
La identidad de la segunda hija de la familia Escobar no me pertenecía, tarde o temprano todo saldría a la luz.
Samuel detestaba por completo las mentiras, antes de que la verdad se revelara, debía profundizar su apego hacia mí, asegurarme de una vez por todas que no me abandonara.
—¿De qué te ríes, Belén? ¡Dímelo de una vez! ¿Cuándo te vas?
Mientras pensaba, Natalia perdió la paciencia y me a

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