Capítulo 19
Me sentía algo nerviosa y temerosa a la vez, temiendo que Samuel pudiera dejarse conmover por ella, los sentimientos de la infancia siempre solían ablandar el corazón de las personas.
De pronto, Samuel también la miró, y en los ojos de Natalia se encendió un destello.
—Por lo que sucedió antes, deberías disculparte.
No esperaba que, al abrir la boca, Samuel hablara en mi favor: —La insultaste, incluso la lastimaste, ¡discúlpate con ella!
—¡Ella te robó, mi familia se vio obligada a aceptarla, y aun así quieres que me disculpe?
Natalia se derrumbó, señalándome y cuestionando.
Samuel no mostró ni un ápice de compasión: —Bianca, como ella te pegó, devuélveselo igual.
Quedé atónita: —¿Puedo hacerlo?
—Bianca, si yo digo que puedes, lo puedes hacer.
Bajo la luz, su rostro mostraba seriedad y determinación, dispuesto a tomar decisiones radicales por mí.
Así que caminé con firmeza hacia Natalia, quien tenía una expresión de humillación, odio y desesperación a la vez: —Samuel, yo nunca la golpe

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