Capítulo 29
Él bajó con tristeza el rostro y yo aparté la mejilla, ocultando mi expresión.
Por supuesto, Natalia no lo sabía, pero ella solía venir a buscarme con gran frecuencia, y yo podía decir lo que quisiera.
—No tengo nada que ver con Natalia, solo me enojé... Me engañaste de esa manera, organizaste esa fiesta y de forma deliberada dejaste correr el rumor de que reanudarías el compromiso con ella.
Samuel acarició cuidadoso mi mejilla, sus ojos reflejaban un profundo amor: —Todos estos días he estado esperando con ansias que vinieras a buscarme... Pensé que si me lo suplicabas, yo me ablandaría y te perdonaría.
—Pero no viniste. No podía estar seguro si en el fondo de tu corazón había un lugar para mí, o si solo amabas a tu difunto esposo... Así que quería ver si aparecerías esta noche.
De pronto, Samuel hizo una pausa: —Pero cuando finalmente apareciste, estabas con Mateo... ¡Bianca, no tienes idea, en ese momento sentí unos celos tan intensos que quería matarlo sin piedad!
—Bianca, debiste

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