Capítulo 31
Me puse de pie lentamente y, mirándolo con odio desde lo alto.
—¡Imposible, esa persona era huérfana! ¿Qué eras tú para él? ¡Para vengarlo, has pagado un precio tan grande!
Roberto estaba cada vez más inseguro, después de todo, cada paso que yo daba podía terminar en un completo fracaso, consumiendo en vano mi mente y cuerpo.
Si fueras un amigo no haría algo así.
—Descubriste que era huérfano, ¿y cómo descubriste... que tenía una esposa recién casada?
Con mis palabras, finalmente Roberto reaccionó.
—¡Eres tú, tú fuiste su esposa recién casada!
Al ver que lo había comprendido, ya no me detuve por más tiempo: —Ustedes lo asesinaron, así que pasen el resto de su vida redimiendo su culpa en la cárcel.
—Deberían sentirse afortunados, él me enseñó a ser una buena persona, si no... ya aquel año, la primera vez que los vi, los habría matado sin piedad alguna.
Dicho esto, me di la vuelta para irme.
Roberto se quedó allí desplomado, sin decir palabra.
Sandra, en cambio, me suplicó llorando desco

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