Capítulo 33
No es que yo no supiera que ahora no debía provocarlo.
Su problema cardíaco era bastante grave, una sola provocación inadecuada podría llegar a matarlo.
Además, la gente de la familia Escobar acababa de ser llevada a la cárcel, si yo hacía enojar a Samuel, ¡él en cualquier momento podría liberar a los de la familia Escobar!
Pero ya no podía preocuparme por eso, sentía que estaba a punto de volverme loca.
Durante casi cuatro años, me acerqué a Samuel sin importarme la vergüenza, lo complací en todo como un perrito, e incluso me entregué a él infinidad de veces, entrelazándonos apasionadamente.
Todos mis pensamientos giraban en torno a su corazón palpitante, porque era el de mi hermano.
¡Al final, todo resultó ser solo una ilusión!
En invierno, en Coral, siempre caían copos de nieve, justo como en ese momento.
Frente a la ventisca, me di la vuelta y eché a correr.
—Bianca...
A lo lejos, escuché la voz temblorosa de Samuel, cargada de debilidad y desesperanza.
No me detuve ni miré atrás,

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