Capítulo 21
Muchos años después, en el césped central de la Facultad de Derecho de Miraflores, se erigió una nueva estatua.
Era una figura femenina de bronce, la cabeza ligeramente inclinada, el brazo izquierdo sosteniendo un código legal, el derecho extendido hacia Adelante con la palma hacia arriba, como si sostuviera en silencio una pesada convicción.
En la base estaba grabada una frase:
[La justicia nunca agacha la cabeza. —Rosa]
El día de la inauguración de la estatua, la facultad estaba llena de gente.
Periodistas, estudiantes, colegas abogados, incluso varios magistrados del Tribunal Supremo acudieron al evento.
—Lo especial de esta estatua —explicaba el decano a los medios —es que la balanza no está en las manos de la figura, sino fundida en la base. Porque la verdadera justicia nunca necesita ser enarbolada deliberadamente.
Antonia se encontraba en primera fila, vestida con un sencillo traje negro, sin joyas, solo un pequeño pin de balanza en el pecho.
Unos estudiantes jóvenes, de puntita

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