Capítulo 99
Por alguna razón, Sergio no pudo evitar reflexionar: ¿había sido demasiado cruel esa noche?
Elena ya había dejado claro varias veces que no quería, y si realmente hubiera llegado a forzarla, dicho de forma elegante sería "amor forzado", pero si se decía crudamente... Sería violación.
Sergio apretó los labios, con una maraña de emociones difíciles de describir en el pecho.
Se quedó de pie en la puerta, observando la figura de Elena, dudando durante un buen rato. Finalmente, entró con cautela, le quitó el abrigo, la acomodó en la cama y la arropó cuidadosamente.
Antes de marcharse, no pudo evitar murmurar con desdén.
—Qué sucia.
Cerró la puerta tras de sí y se dirigió al despacho.
Siempre se había considerado una persona con un trastorno severo de limpieza; no toleraba ni una mota de polvo en casa, mucho menos que otros tocaran sus cosas. Salvo por dos empleadas domésticas asignadas que venían a limpiar cada dos días, no permitía a nadie más entrar.
Y sin embargo, viendo a Elena durmiend

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