Capítulo 42
Natalia ya estaba harta del temperamento explosivo de Gabriela, siempre actuando con impulsividad.
Sus intenciones eran buenas, pero su manera de actuar era estúpida.
—No pasa nada; no te preocupes. Yo hablaré con Roberto.
Gabriela parecía algo confundida, pero de pronto fue como si hubiera comprendido algo, y mostró una sonrisa de complicidad.
—Es por Lourdes, ¿verdad?
—No es eso.
Natalia negó con la boca, al ver que ella había malinterpretado la situación, pero su expresión no decía lo mismo.
Después de todo, ambas detestaban a esa mujer. Quizás sería mejor unir fuerzas.
—Lo sabía. Está bien, yo me encargo. Ven conmigo.
La expresión de Gabriela se volvió sombría y la sujetó con fuerza.
Ella tuvo un mal presentimiento e intentó soltarse, negándose.
—Todavía estamos en horario laboral. Tengo un asunto urgente que atender, así que no puedo ir contigo.
—Está bien, entonces espera mis noticias.
Gabriela se fue a toda prisa.
Una hora después, Natalia entendió a qué se refería con "noticias

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