Capítulo 52

—Señorita Gabriela, parece que apenas nos conocemos. —¡Aunque sea la primera vez que nos vemos, siento una gran afinidad hacia usted! Cuando escuchó que las voces se alejaban, Lourdes por fin suspiró aliviada. —¿Quién era esa mujer? ¿Estaba haciendo una demostración de cambio de cara o qué? Clara también respiró tranquila y, caminando a su lado, comenzó a despotricar. —Pero esta Gabriela, no tendrá algo que ver con el señor Roberto, ¿verdad? —Sí, tiene relación. —Ella sonrió levemente mientras recogía sus cosas para volver a su lugar. —¿Qué? ¡Si hasta la empujé hace un rato! Clara puso cara de angustia, sintiendo que había metido la pata. Al verla así, le dio unas palmaditas en el hombro y se dio la vuelta para marcharse. Lourdes regresó al Departamento de Secretaría un mes después. La voz severa de Julia seguía siendo igual de agradable. Cuando se volvió a parar allí, sintió una motivación renovada, con ganas de trabajar duro para darle una vida mejor a su hija. —Has vuelto. Al verla