Capítulo 69
Un sonido repentino...
Los golpes en la puerta devolvieron la cordura a Roberto.
Tosió levemente, se enderezó y giró la cabeza para mirar.
Pero la persona que apareció solo intensificó su ira.
Ignacio vestía un traje y estaba de pie a contraluz, su expresión no se distinguía.
—Lourdes, perdón por llegar tarde.
Dijo el hombre mientras traía una bolsa de frutas y se sentaba junto a la cama con total naturalidad.
—Hmph.
Roberto suspiró con frialdad, se dio la vuelta e intentó marcharse de nuevo.
—¡Espera!
Al verlo partir otra vez, Lourdes lo llamó con urgencia.
—Estoy justo afuera.
Roberto, con el semblante sombrío, la miró al notar su expresión y su actitud se suavizó un poco.
—Sería mejor que el señor Roberto se quedara. Hay algo que quiero confirmarle.
Dijo Ignacio con amabilidad: —Lourdes, esta vez fue mi culpa.
—Eso... No fue exactamente tu culpa.
Lourdes apretó los labios, sin saber con qué actitud enfrentarse a Ignacio.
—Hmph.
Roberto suspiró nuevamente y, aunque de mal humor, se s

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