Capítulo 237 Alergias

Al verla, Sergio quiso acariciarle la cabeza. Cuando levantó la mano derecha para posarla sobre la cabeza de Mónica, el médico en ese momento se enfureció. —Jefe Sergio, justo después de decir que no fuerce, empieza a moverse. —Mira, la herida ha vuelto a sangrar. Mónica de inmediato extendió la mano para quitar la mano grande que cubría sus ojos, y miró preocupada hacia él. —Tío Sergio. —Mónica le habló en voz baja, como negociando con él: —Pórtate bien, si estás herido tienes que escuchar las recomendaciones del médico. La mirada de Sergio parpadeó levemente y acarició dos veces más la cima de su cabeza antes de retirar con delicadeza la mano. Después de que el médico terminara los vendajes, Sergio dijo: —Mónica, ¿puedes ir a buscarme una camisa? Mónica entró apresurada en el vestidor y eligió una camisa negra de entre una fila de trajes. Sergio no podía levantar el brazo y se le dificultaba vestirse, así que Mónica tomó la iniciativa de ayudarlo a vestir. Se colocó detrás de él, per