Capítulo 267 La dueña de casa

Si insistiera en dormir en habitaciones separadas, parecería inapropiado. Mónica pensó por un momento y finalmente optó por ceder; se agachó para abrir la maleta y empezó a organizar sus cosas. —¿Dónde pongo mis cosas? Mónica mientras sacaba ropa de la maleta sin ver la sonrisa en el rostro de Sergio. —Colócalas donde quieras, si mis cosas estorban, puedes hacer lo que quieras —dijo Sergio, arremangándose la camisa y dejando ver sus brazos definidos. Mónica levantó la cabeza y lo miró algo perpleja. Aunque no dijo mucho, sus palabras sugerían que ella debía hacerse cargo de la casa. Mónica empezaba a dudar si estaba sobre interpretando sus palabras, después de todo... Pablo nunca le había permitido tocar sus cosas. Notando su repentino abatimiento, Sergio se agachó junto a la cama para quedar a su altura, con una mirada intensamente seria, declaró: —Mónica, legalmente, la mitad de mis cosas también son tuyas, al igual que esta casa. —Eres la dueña de esta casa, puedes hacer lo que quie