Capítulo 12
Beatriz lo escuchó y no pudo evitar soltar una risa incrédula, llena de burla.
—Yo no eché a María, fue ella quien vino a buscarme para pedir el divorcio. ¿De verdad crees que después de llegar a este punto todavía te va a perdonar? No digas tonterías.
Dicho esto, sacó de una carpeta un grueso fajo de expedientes y los arrojó sobre la mesa frente a Jairo.
—María ya no siente nada por ti. No me importa lo que haya pasado entre ustedes; todo eso es cosa del pasado. La familia necesita una esposa de linaje equivalente, una joven capaz de darnos descendencia de calidad. Elige una.
—Todas estas muchachas han sido seleccionadas con cuidado, cada una es excelente en todos los aspectos.
Entre aquel montón de carpetas había de todo tipo, distintas personalidades, diferentes apariencias.
Incluso algunas con rasgos parecidos a María.
Jairo les echó un vistazo superficial y enseguida se sintió invadido por la rabia.
De inmediato, rompió en pedazos todos los expedientes.
—No necesito a ninguna otra

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