Capítulo 1023
Alejandro tomó inmediatamente su celular para ponerlo en silencio.
Sin embargo, al ver que la llamada era de Ignacio, frunció el ceño.
Apretó los labios y, mientras salía de la habitación, contestó la llamada.
—Señora Ana, ¿todavía está en el país de Piedraplata?
Esta pregunta, bajo la noche, sonaba especialmente suave y tierna.
Alejandro entrecerró los ojos, encendió un cigarrillo, inhaló y después de exhalar el humo dijo: —Ya volvimos al país, ¿necesita algo de ella? Está cansada y acaba de dormirse, dígame a mí, mañana se lo transmitiré.
Ignacio, al oír que Alejandro respondía, no habló de inmediato.
Tras unos segundos de silencio, continuó diciendo: —Es que Haila quería invitar a la señora Ana a salir, pero qué pena, ustedes ya han vuelto tan pronto al país. Ya es tarde allí, no los molestaré más.
Al ver el teléfono colgado y la llamada terminada, Alejandro ocultaba cierta emoción en su mirada.
No fue hasta que terminó su cigarrillo que volvió a la habitación y dejó

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