Capítulo 1025
Ana sabía que don Fernando no creía mucho en su explicación, pero no podía contarle sobre su experiencia de renacimiento.
—No importa desde cuándo he querido divorciarme, en unos días, cuando mejore la salud de la abuela, planeo dejar la ciudad A por un tiempo. Ya he presentado mi renuncia a don Fernando.— Sin poder mirar directamente a los ojos de Alejandro, Ana bajó la cabeza y después de tomar un par de bocados de su bistec, finalmente respondió.
El rostro de Alejandro cambió.
¿Se va a ir de la ciudad A?
¡Incluso ya había renunciado!
Alejandro observaba fijamente a Ana, buscando algún vestigio de nostalgia por él y por la abuela en los ojos de Ana.
—¿Así que quieres alejarte de mí? —preguntó él, con una sonrisa irónica.
Ana respondió de inmediato: —No, nunca he pensado en alejarme de ti.
—¿Es porque temes que te impida estar con Ignacio? —volvió a preguntar Alejandro.
Con voz grave, Ana dijo: —Me divorcio de ti, no es por nadie más, es porque estar juntos fue un erro

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