Capítulo 1567
—Acabo de bajar del avión, saldré enseguida, —dijo entusiasta Alejandro.
Desde el tono aparentemente casual de Alejandro, se podía sentir en ese momento que también deseaba verla cuanto antes.
Ana sonrió amorosa y dijo: —Está bien, te espero.
Media hora después, el muy notable y renombrado Alejandro apareció ante sus ojos.
Él le hizo señas a Ana.
Ana también agitó ansiosa la mano.
Dicen que los reencuentros son más dulces que una nueva unión, y en serio, era esa la sensación.
Después de caminar un largo trecho, el asistente Eduardo, empujando el equipaje, salió detrás.
Gracias a sus largas piernas, Alejandro apresurado cubrió la distancia hasta Ana.
Entonces, la abrazó fuertemente.
—Has adelgazado un poco, —dijo, apoyando su mandíbula en la cima de su cabeza con suavidad.
Ana, conteniendo una sonrisa, respondió enseguida: —No he adelgazado, solo han pasado cinco días desde que te fuiste.
Ella no tenía el hábito de pesarse todos los días, pero podía sentir si había ganado o perdido peso

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