Capítulo 1819
Por fortuna para la familia, Leonardo siempre había sido genuinamente afectuoso.
En ese instante, la pulsera en la muñeca de Josefina comenzó a brillar de manera intermitente.
Se podía sentir incluso un calor proveniente de esta.
Ella se quedó pensativa al mirar la pulsera, ella y Bernardo se habían visto hace solo dos días, ¿le habría ocurrido algo a Bernardo? De otra manera, la pulsera no tendría razón alguna para parpadear de esa forma.
—Tío, necesito ir al baño, me duele el estómago. —Dijo ella, interrumpiendo enseguida a Javier.
Javier pisó el freno de golpe y estacionó el auto al lado de la carretera: —¿Por qué te duele el estómago? Hay un hospital por aquí cerca, ¿quieres que vayamos?
—No es necesario ir al hospital, tal vez es porque comí varios helados hoy y me cayeron mal al estómago. Iré al baño y me sentiré sentirme mejor. Hay un baño público allá, ¡voy ahí! No te preocupes. —Dijo Josefina, cubriéndose el estómago con una expresión de ansiedad.
Viendo la verdadera urgencia

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